jueves, 12 de septiembre de 2019

No somos mansas

A Ceci, Candela y Clari

En esta última visita de mamá resolví unos cuantos dilemas de mi vida.
Pasaron demasiados años hasta que los entendí.
Ante la provocación en broma de mi compañero ,de pronto, mamá respondió: mirá, nosotras no somos de una raza mansa. Y después agregó : y yo no te tengo miedo.
También dijo asombrada que estamos viejas las dos pero vivas todavía, como quien le hace un chiste a la vida.
Yo nunca había entendido el entrenamiento de mi adolescencia hasta hoy. Y nunca jamás le voy a llegar a los talones.
Me mandó con pocas instrucciones a los 11 años a un colegio de monjas que odiaba y en el que me presentó como protestante, cosa de que nadie se ponga a averiguar nada sobre los sacramentos inexistentes . Nos vimos 3 veces en el año. Lloré como la Magdalena cada día, y más cuando tenía que separarme de ella. Y cada vez me preguntaba : vos querés dejar de estudiar ?, a lo que yo, terca como soy respondía que no, y me subía al colectivo llorando.
Mamá tiene Alzheimer, o demencia o que se yo. Y en este tiempo es completamente auténtica. Ya no está atada a las buenas costumbres o esas pequeñeces. Ella que leía a Goethe, ahora se empaca frente al televisor mirando una novela mexicana y se resiste al punto que siempre se sale con la suya. Se acuesta a dormir tarde y duerme hasta las 10. Y  se deja atender cual reina. Y toma coca cola, mucha.
No somos mansas, ninguna. Por eso nos cuesta encontrar nuestro lugar en el mundo. Por eso es difícil entendernos, por eso el que nos ame, nos tendrá que amar así, sin intentar amansarnos. Tarde o temprano romperemos el molde social .
Ese entrenamiento que recibirán , sin saberlo, preparará a las mujeres de nuestra raza para enfrentar lo que sea necesario .
Ahora entiendo su callada rebeldía ante los hombres. Amó a uno solo, un noruego loco que la aceptaba así, al que su madre francesa llamaba "rústica", y de la que ella se burlaba en silencio. Cuando el murió supo que no necesitaba un hombre para estar completa.
Amó el video de la rebelde Clari diciendo que se podría portar bien, o mal.
Dice que tiene una hija abogada . Se adueñó del logro de Ceci de haber vencido en un mundo que estaba prohibido a las mujeres en su tiempo.
Hubiera querido entender mejor este asunto. Haberla escuchado más. Haber tratado de saltar la muralla que nos separó tantos años antes.
Ceci lo supo. Ella la escuchaba y entendía. Se entendían las dos. Aprendió de ella y ahora  me doy cuenta la influencia de su abuela en toda su vida.
Ya no recuerda a los demás. Solo a sus hijas, de las cuales una es nieta, pero eso es solo un detalle.
Así que sépanlo, mujeres de nuestra vida. Hemos recibido varias cosas que no pedimos, pero son un regalo : inteligencia, astucia y rebeldía.
Son armas para la vida y hay que entrenarse. Día a día. Sin bajar la mirada, contra el mundo entero y alrededores. Sacar lo mejor de cada una y saber que venimos de una que pasó por los peores dolores que pueda una imaginarse y siguió entera. Que en algún momento las estrellas se alinearán para nosotras, y que mientras tanto hay que seguir vivas, en combate, tratando de llegar a la excelencia, porque ella puso sus sueños sobre nuestros hombros, no como carga sino como derechos. A ser lo que cada una quiera. Con mucho esfuerzo quizás, adaptándonos a situaciones que están lejos de ser agradables ,pero forman parte de nuestra formación.
Todas tenemos que saber que algunas veces nos romperemos en pedazos, pero que de ella nos viene el don de reconstruirnos . Que no siempre las cosas nos saldrán bien, incluso algunas veces nos saldrán muy mal. Pero que somos capaces de levantarnos desde los abismos más oscuros.
No te vamos a defraudar, mamá. Gracias por todo. Gracias a la vida que todavía no nos mató.






2 comentarios:

  1. Tu madre siempre me ha merecido una gran admiración. Era una mujer muy entera y atrevida, salida del molde. Algo siempre percibí de los resquemores que cocinaban entre ustedes, lo cual es bastante corriente entre madres e hijas. No creo en las relaciones humanas idílicas y menos aun entre progenitores y descendientes. Mi hijo Josi dice, cuando necesita defenderme de sus hermanos, O eso tal vez cree él) que todo hijo es deudor natural de sus padres. Los hijos que crecieron solo con la madre no la tienen fácil. Tal vez eso nos acercaba mucho a tu madre y a mi. Ella seguramente curó muchas carencias amorosas en los hijos de su hija. Un tema inevitable cuando hablábamos eran sus nietos: fanática de ellos era. Qué lindo, que de las nebulosas del pasado, ella haya recuperado, no una, sino dos destinatarias de su amor. Abrazo, mi estimada.

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