lunes, 23 de noviembre de 2020

El final...

Yo sabía que el día del adiós llegaría alguna vez. No sabía cuando, porque esas cosas solo Dios sabe. Pero lo sabía muy dentro mío. Sabia que no faltaba mucho para el adiós terrenal. 
Y todas las palabras de los que más saben de estas cosas me taladraban el alma. 
Respeté a rajatabla su voluntad final : quedarse en su casa y ser sepultada junto a su esposo e hijo. Y está cumplida.
Mamá decía mucho: dejame,  ya dejame. Por lo que fuera. 
Vos me pegaste Bárbara. Ahora me duele el brazo ,por tu culpa. No sabes nada de Helga? A que hora viene mamá? No quiero levantarme...no quiero comer más. 
Y sucedió la pandemia, la lejanía. El tener que verla por los medios que inventó la tecnología. Y tener que aprender a aceptar la inmensa ayuda de las personas que no solo la cuidaron sino que le dieron un lugar en su familia.  Y cuidaron su salud y respetaron su dignidad . Y la amaron muchísimo.  Y la lloramos juntos cuando se durmió con dos suspiros. 
Hace 4 años escribía sobre su enfermedad y sobre todo lo que sentía en ese momento. 
Ahora siento un dolor muy particular y algo más grande que elaborar. La orfandad completa. La que produce unas sensaciones tan difíciles de entender. De pronto te hace hipersensible y de pronto todo tu ser te llena de una nueva energía.  Ser el último eslabón de una generación de una familia es de pronto casi pesado. 
No partir antes de cerrar todas las puertas. Sanar todas las heridas . Apagar la luz.
Los amigos de mi padre se están muriendo de Covid. Pero me hablaron de él y eso es lo que sé. No debo olvidarlo, las palabras del papá de Álvaro que decía que 100 como él podrían levantar la Argentina ,pero murió a los 29. Como se va a imaginar uno la muerte a los 29!!
Tengo que poder ver el legado de mi madre en las mujeres que heredaron sus rasgos y su carácter y otras cosas. 
Me siento ser un portoncito de esos que teníamos en el campo , los que estaban antes que yo y los que vienen detrás de mi. Y ser solo el portoncito. Porque de verdad no heredé demasiada inteligencia, ni tanta capacidad para los idiomas , ni la suficiente rebeldía,  solo la capacidad de trabajar hasta desmayarme ,eso si. Las otras luces me saltearon, pero lo acepto, porque verla en los hijos es mil veces mejor . Y en los nietos ,que placer. 
La vida todo lo da y todo lo quita a su tiempo. 
El proceso del duelo es extraño. Lo sé de memoria.  Lo experimenté muchas veces. Pero aún hay varias etapas que no me cierran. Hice bien ? La tenía que haber tenido contra su voluntad pero cerca mío en la casa que le construimos inútilmente? Tenia que haberle dicho mil veces al día que yo era esa niña de pelo atado que ella recordaba como su hija ,pero que ya era vieja también? Que yo no le pegaría nunca, porque Barbara ya había muerto hacía años y yo no era ella ... Que me faltó hacer? . La soledad se convierte en preguntas al vacío. El consuelo se hace esperar.  Nadie entiende esta etapa. 
Hay días que solo quisiera morir también para ir a preguntarle si está bien, si está feliz , si el Cielo es como esperaba. Si no está enojada conmigo. 
Hace 4 años escribía Nomeolvides porque ya el Alzheimer se hacía sentir , aunque todavía tuvimos un tiempo más de buenos momentos. Y eso agradezco tanto. Habernos reencontrado en la debilidad de su enfermedad y mis luces que nunca pudieron alcanzarla . (Lo admito, yo nunca pude leer sus libros)
Todavía me quedan unos litros de lágrimas para sanar . Para liberar el dolor. Para cortar dramas generacionales. 
Ninguno de sus hermanos me llamó ese día,  ya hace mucho no me consideraban parte de su familia y no me extrañó demasiado. Nada les debo tampoco. 
Todavía falta en este proceso que recién comienza. Mucho. Y esta pandemia que justo vino a cortarnos la vida este año. Y agradezco doblemente los abrazos que me dieron aunque están prohibidos. Porque el dolor solo se calma con abrazos y lágrimas comprendidas. 
Deposité sus cenizas en un mar de lágrimas, porque aunque todo tiene explicación científica, a veces se te parte el corazón. (Lo único bueno del barbijo obligatorio es que disimula bien las lágrimas)
Hasta luego mamá. Adiós mamá. El grito que se me ahogó tantas veces en la garganta cuando no la tenía cerca se convierte en un nudo. Mamá. Soy yo . Te acordás de mi otra vez? 
Cerrar la puerta, pasar el portoncito, apagar la luz. 

2 comentarios:

  1. Es dura la orfandad, pero también se aprende. Abrazo...

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    1. Seguro que sí. Estoy en proceso. Tengo unos momentos de vacío interior en los que caigo. Pero vuelvo a levantarme cada vez. Abrazo ♥️😪

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