parten los tanques,
los aviones Harriet surcan el cielo contaminado.
Los iraquíes desentierran sus armas secretas,
el Columbia se parte en pedazos.
El Papa clama por la paz.
En el desierto, los pueblos recuerdan el tiempo nómade.
Se paralizan los pozos petroleros.
Un submarino lanza sus misiles.
Y estalla el planeta...
la creación entera vibra errática por la onda expansiva.
Y sobre la Tierra devastada
un Dios crucificado llora el fin del mundo.
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