Y , entre los casi ningún transeúnte de esa hora por mi barrio, apareció ella. Doña Mansi.
30 años hacen que la conozco. La conocí vendiendo leche y cosas que cultivaba en su chacra , y su manía de aparecer a las peores horas por nuestra casa. Y su increíble capacidad de golpear las manos hasta que alguien salía. A otro se le hubieran quebrado las muñecas. A ella no. Insistente e incisiva. Molesta. Sobre su carro , tratando de vendernos la leche ya cuajada, o los huevos podridos o revueltos.
Pasó llevando un niño al Jardín de Infantes. Y su "obvio": ¿está trabajando ?... y mi respuesta , algo así como ajhhmmmmm.
Y me dejó ese pensamiento de ¿Cuántos años tendrá esta doña ?.Si cuando yo la conocí ya era vieja...y el convertidor de óxido , y el pincel , y el viento que me desparramaba los diarios ..en fin.
Pero ella volvió. Ni la escuché llegar. Se paró detrás de mí y no me dio tiempo a emprender la huida.
-¿Está pintando ?... -Ajá.
-Y alguien tiene que hacerlo, por más liviano que sea el trabajo. - Grrrrr (pensado).
-¿Y sus hijos ?... - Todos bien doña.
-¿Y usted no tiene ninguna nena?- Si tengo una ,doña.
-¿Y dónde está?, ¿Ya se casó?, - No doña, se recibió y se fue a trabajar a Buenos Aires.
-Ahhh...¿Y su otro hijo ? ¿De que se recibió ?, - De profesor doña.
-Ahhh...mejor es estudiar para abogado , ¿Cuántos años se estudia?, - Y, unos 5 o 6.
-Ahhh..¿Y los otros chicos? ....- (¿En qué momento se hizo espía doña Mansi?)
-Están estudiando en Corrientes.
-Ahhh... ¿Y su mamá? ¿Vive todavía?...-Si, doña, acá a la vuelta vive.
-Ahhh...¿Y su papá?..- No tengo papá doña.
-Ahhh... se murió ya.
-¿Todavía arregla zapatos usted?
No podía creer lo que escuchaba. Yo arreglaba zapatos junto a mi marido hace 30 años...
-No doña, ya no arreglo zapatos.
-Ahhh. Es mejor pintar que arreglar zapatos.
-Adios doña.- Adios doña.
Terminé la pintura, me bañé y me puse a escribir. Eso fue un encuentro del más allá. No me engañan . Era una alucinación por el sol y los vapores de la pintura...
No puede traerme el recuerdo de la zapatería ahora que ya me jubilé y pasó la vida.
No puede traerme a la siesta el hedor de los zapatos ajenos, rotos, pobres.
El olor del pegamento, del cuero, de los clavos.
El recuerdo del tiempo de la miseria. De las heridas de las trinchetas o los martillazos en los dedos.
Y aunque ningún trabajo es indigno, hay trabajos difíciles. Trabajos que duelen. Trabajos que uno no quiere hacer, sólo lo hace por necesidad.
Trajo un recuerdo casi perdido, olvidado por el tiempo , o las ganas de olvidarlo.
¿Todavía arregla zapatos?. No doña Mansi.
Mañana voy a entrar a la casa a las 2 de la tarde para no encontrarla. Quién sabe que otra cosa más usted recuerde y yo quiera olvidar.
El infierno son los otros.(Jean Paul, el cruel). Ja ja. Muuuyyy bueno!
ResponderEliminarAsí es ! Jajaja, no es tan fácil escapar de los recuerdos de los demás . Gracias Gregoria ! Abrazote!
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